Por suerte, en los países desarrollados, esto no se produjo como Marx predijo, y existe una clase media con salarios muy por encima de lo imprescindible para vivir.
Una explicación de por qué aumentaron los salarios ha sido tradicionalmente la formación de los trabajadores: el trabajo se hace más valioso -y relativamente más escaso- y su precio relativo respecto al capital aumenta. Parte de los beneficios empresariales pasan a los salarios. Por eso, el sistema, aunque fuera desigual, se consideraba justo, pues daba a los trabajadores -al menos a algunos- la oportunidad de formarse, tener un salario mayor, e incluso convertirse en capitalistas formando una empresa con sus ahorros. El sistema daba la apariencia de premiar el mérito, no la clase social a la que uno pertenecía. Si eras pobre... "pues haber estudiado". (Esto era verdad hasta cierto punto: mucha gente de clase baja no puede permitirse tener a sus hijos sin trabajar hasta los veintimuchos, y mucho menos pagarles un curso de inglés en Irlanda o un MBA en el Instituto de Empresa. )
No obstante, la idea de que la formación es suficiente para que haya una sociedad más justa sigue siendo muy aceptada, y medidas como la enseñanza pública bilingüe tienen esa filosofía y esa buena intención, como refleja la publicidad de la Comunidad de Madrid.

Sin embargo, parece que ese valor otorgado por la cualificación profesional es cada vez menor: miles de licenciados en paro o cobrando sueldos ridículos, gente que rebaja a propósito su curriculum para poder encontrar trabajo, y nuevos datos que afirman que las máquinas van a ir reemplazando cada vez más trabajos tradicionalmente cualificados como médicos y abogados. Parece que la formación cada vez tiene un valor relativo menor a la hora de conseguir rentas. Los poseedores de "capital humano" cada vez ganan menos por ese capital, por dos razones:
- Hay capital físico -máquinas, software, tecnología- cada vez más sofisticado.
- El número de poseedores de capital humano ha aumentado mucho.
La conclusión es que la productividad generada por la formación y por las nuevas máquinas no se refleja tanto en los salarios, sino que se traslada a los beneficios, a las rentas de los propietarios de las máquinas, del software y de la tecnología.
Krugman analiza de forma aguda esta situación, que podría explicar creciente aumento de la desigualdad en todas las sociedades occidentales, a pesar de la generalización de la educación superior.
La conclusión es que la educación es importante, pero no suficiente para restaurar una sociedad con una amplia clase media, en la que se reduzca la creciente desigualdad actual.
Es más importante el capital inicial (que tu abuelo y tu padre sean presidentes del banco que has heredado), que el inglés que puedas aprender, como demuestra este vídeo:
Para conseguir una sociedad más justa la educación no basta. El capital sigue siendo un factor más valioso y reporta más rentas. Y -por desgracia- está repartido en gran parte a priori: o se nace con él, o es difícil conseguirlo.
Para repartir un poco el valor de la producción -que se consigue a través de capital y de trabajo- es necesario que el trabajo y el capital negocien. Dada la asimetría en el número de propietarios del capital y el número de propietarios de trabajo (mucho menos numerosos los primeros), surge como una figura de gran importancia la negociación colectiva.
Negociar de forma colectiva iguala el poder de mercado del trabajo y el capital, al negociar de foma unitaria- y es un instrumento fundamental para conseguir una sociedad más equitativa y justa.
Quizá por eso, siempre existen fuerzas afines a las grandes empresas, como el gobernador republicano de Wisconsin, deseando eliminar la negociación colectiva y -por ende- los sindicatos. Sin ir tan lejos, pero por el mismo camino, FEDEA (el "think tank" de la patronal bancaria española), intenta debilitar la negociación colectiva y promover que trabajo y capital negocien sus precios (salario y beneficios) de forma individual. Sus propuestas -siempre bar
nizadas de academicismo teórico y con la excusa de "buscar la eficiencia"- van encaminadas a descentralizar la negociación colectiva, lo que simple y llanamente favorece la debilitación del poder negociador de los trabajadores.Si en los países desarrollados hay una sociedad más igualitaria puede que sea debido más a la forma de negociar los salarios que a la extensión de la educación. Si se quieren más oportunidades y un reparto de la riqueza más equitativo, hay que pedir una educación mejor para todos, pero no sólo eso. La negociación del reparto de la tarta es fundamental.
este hombre debería jubilarse, ya ha hecho suficiente estos ultimos años por nosotros...
ResponderEliminarBuen artículo Juan, no podía explicar mejor la desigual distribución de las rentas de capital y de trabajo... y si no se recompensa el capital humano e intelectual, es imposible fomentar la innovación, investigación etc...
ResponderEliminarExcelente artículo.
ResponderEliminarDado el progresivo deterioro de las condiciones de trabajo en los países desarrollados en los últimos 30 años, es muy probable que se acabe knockeando a los sindicatos definitivamente.
La falta de contestación de las clases medias en las sociedades avanzadas, que no solo no protestan sino que muchas veces consienten conscientemente en la reducción de derechos sociales, es una tendencia natural del ser humano que es muy chocante pero que parece imparable.
a ver a dónde nos lleva la plutocracia bildelberg internacional que gobierna el planeta. De momento ya están dejando tirados, como perrillos, a los japoneses...
Me parece increíble el nivel de inglés de este hombre. No he podido soportar ver más de 50 segundos.
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