Juan Francisco Martín Seco identifica en su último artículo quizá el principal problema de la economía española: el déficit comercial y su contrapartida, la deuda externa. España tenía un déficit comercial que financiaba con préstamos del exterior. Simplificando, un promotor inmobiliario se compraba un BMW alemán con el dinero que el comprador de una vivienda había pedido a un banco español... que a su vez había pedido a un banco alemán
Ahora resulta que la solvencia del comprador de la vivienda, en relación al burbujeante precio pagado por ella, era cuestionable, lo cual hace que los bancos españoles tengan una alta tasa de morosidad y de impagos, y numerosos "activos tóxicos". Conclusión, no pueden devolver parte de la deuda a los bancos alemanes (al exterior en general). Cuando una empresa no puede devolver la deuda, pues se produce una quita, una quiebra parcial que básicamente significa, por ejemplo: "sólo puedo devolverte 2/3 de lo que te debo; lo tomas o lo dejas". Como bien dice Martín Seco, la quita se puede producir de forma discreta, en forma de devaluación: te devuelvo todo lo que debía medido en pesetas, pero ahora con esas pesetas obtienes menos marcos alemanes.... Si no se puede devaluar, la quita es más aparente y aparatosa. Sobre todo porque antes de llegar a ella los bancos cierran el grifo del crédito intentando mantener su solvencia, y una economía sin crédito está abocada a la recesión, tal y como está sucediendo.
Ahora, se trata también de ver quién asume las pérdidas. Si los activos tóxicos inmobiliarios propiedad de los bancos y los créditos inmobiliarios dudosos se agrupan y se valoran a un precio real, descontando el efecto de la burbuja, el valor del activo de dicho banco se desploma, y las pérdidas para sus acreedores y sus dueños son cuantiosas. Pero al menos queda claro que los activos -los tóxicos y los que se han quedado en el banco bueno- tienen un valor real. Se reactiva la confianza en los bancos buenos -libres de estos activos- que pueden seguir pidiendo y dando dinero.
Hasta que la burbuja no se pinche del todo, y los dueños y los acreedores de los bancos asuman sus pérdidas, seguiremos manteniendo las dudas sobre la economía y el sistema bancario. Eso sí, habrá que evitar que al final esos bancos pasen sus pérdidas al Estado y las paguemos todos los contribuyentes...
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