martes, abril 22, 2008

Fiesta de la solidaridad Intermón Oxfam y una reflexión sobre los mercados agrícolas mundiales


Creo que dedico demasiado tiempo a hablar en este blog de la crisis financiera y la recesión de los países ricos. Mientras, muchos países viven en una recesión perpetua en la que hablar de tipos de interés, hipotecas subprime y morosidad de los préstamos es ridículo. Menos mal que desde Intermón Oxfam nos recuerdan las condiciones en las que viven millones de personas. Este domingo 27 de abril celebran la la Fiesta de la Solidaridad en varias ciudades españolas (en Madrid en la plaza de Santa Ana).
Me gusta Intermón Oxfam porque no sólo se dedica a la ayuda humanitaria, sino que también analiza las causas y propone medidas. Son muy claros, por ejemplo, a la hora de denunciar las injusticias del comercio internacional y la falta de globalización real. A través de este estudio me enteré de la hipocresía de EEUU al firmar acuerdos de libre comercio con México mientras realiza prácticas proteccionistas encubiertas como subvencionar a sus productores nacionales.
Y mientras hablamos de la subida generalizada de los precios de los alimentos básicos, resulta paradójico que los agricultores y productores originales de estos alimentos vean cómo se les paga ¡cada vez menos!
¿Por qué puede suceder esto? La culpa no es de los biocombustibles o del cambio climático, aunque se empeñen en repetirnoslo. Como siempre, hemos de buscar un fallo del mercado: la falta de competencia. Los alimentos se intercambian en un mercado de muchos pequeños productores que se ven obligados a tirar los precios ante un pequeño grupo de grandes empresas intermediarias que funcionan como un oligopsonio. Luego cuando las venden se convierten en cartel oligopólico ante los también indefensos consumiores. En el fondo, los intermediarios sólo hacen lo que se supone que hay que hacer en la economía de mercado: comprar lo más barato posible y vender lo más caro posible. El problema es que, sin competencia que sujete este "racionalismo económico", los resultados no son tan eficientes y justos como dicen los libros de texto, sino más bien todo lo contrario.
Y eso no pasa sólo en los países subdesarrollados. El libro Fast Food Nation (que me gustó mucho y algún año lo he usado también como material didáctico en las clases) explica cómo funciona el mercado de la carne de ternera o de pollo en EEUU, donde los agricultores y rancheros son exprimidos por las empresas procesadoras de carne.

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