Uno de los problemas para decidir cómo abordar una recesión económica es averiguar si lo que ha disminuido es la oferta o la demanda. En el capítulo 14 de nuestro libro de Economía de 1º de Bachillerato -aprovechamos para hacer un poquito de publicidad- intentamos distinguir entre los dos tipos de recesiones y entre las medidas que pueden llevarse a cabo en cada uno de los casos. De forma muy sencilla, la teoría económica más elemental nos puede llevar a deducir que la recesión actual es fundamentalmente una crisis de oferta: las empresas producen menos a cada nivel de precios o, visto de otra forma, para un mismo nivel de producción las empresas han aumentado los precios. Un desplazamiento de la oferta agregada hacia arriba y hacia la izquierda, como se representa en el gráfico, supondría el aumento de la tasa de variación de los precios (la inflación) y la disminución de la tasa de crecimiento de la producción. Justamente lo que está pasando actualmente. La causa de este desplazamiento: el aumento del precio del petróleo (que hace aumentar los costes)
Si la crisis es de oferta, el Estado no tiene mucho margen de actuación a corto plazo (¿cómo hacer que las empresas produzcan más y/o más barato?). Puede, quizá, bajar los impuestos a las empresas. A medio y largo plazo, un aumento de la productividad puede conseguir eso. Una mejor formación, una mejor tecnología y mejores infraestructuras son los factores que hacen aumentar la productividad a medio y largo plazo. En este sentido, según este análisis el gasto público debe destinarse a educación, infraestructuras e investigación. Si hacemos esto, dentro de un tiempo veremos los resultados.
Sin embargo, planteo una duda: ¿es realmente esta crisis una crisis sólo de oferta?
Respecto a la última pregunta que formulas Juan, yo creo que también estamos ante una crisis de demanda,especialmente en EE.UU por las hipotecas subprime y en España que, aunque Europa recibe las perturbaciones en los mercados americanos, también aquí tenemos nuestra propia crisis inmobiliaria que, unido a los altos tipos de interés y los altos precios de los alimentos, está provocando que las familias cada vez tengan más dificultades para mantenter su consumo o invertir en nueva vivienda. De aquí que el Estado tenga que agotar su superávit para apoyar a las familias.
ResponderEliminarAdemás, creo que el alto déficit por cuenta corriente español también puede pasar factura en cuanto a seguir obteniendo financiación del exterior, por ello (y como tu indicas) se tenga que mejorar la productividad de las empresas para que puedan llegar a ser más competitivas. Vamos, esta es mi idea, o estoy muy equivocado?
Yo plantearía otra pregunta: ¿se puede llamar recesión a esta crisis? ¿según qué criterios se le llama recesión? Sin querer negar los gravísimos perjuicios que está causando esta crisis a la mayor parte de la población mundial, lo planteo porque según la definición de la mayoría de los economistas, sólo se habla de recesión cuando se reduce el PIB durante un periodo concreto. En el caso de EEUU, la Reserva Federal lo establece en 9 meses, o sea, 3 trimestres seguidos con decrecimiento del PIB.
ResponderEliminarPor otra parte, veo muy interesante que aquí se confronten distintas perspectivas de análisis. Mi enhorabuena al autor por este blog.
Septiembre 2008.
ResponderEliminarMe gustaría actualizar un poco lo que expuse en esta entrada en junio.
Ahora creo que la crisis es también de demanda. Están bajando los precios de la vivienda y el crédito está congelado (los bancos han asumido demasiados riesgos y ahora cierran el grifo), con lo que no hay nuevos proyectos de compra ni de inversión.
Sin duda ahora la inflación bajará algo y se podrán tomar medidas no sólo de reactivación de oferta sino también de demanda (déficit público y bajada de tipos de interés, el ABC de la economía que nadie parece recordar...).