jueves, enero 17, 2008

¿Bajada de impuestos contra la recesión?

Una de las medidas de moda ahora que España y Estados Unidos tienen datos económicos inquietantes y están inmersos en una carrera electoral (doble paralelismo) es proponer un recorte de impuestos.

Para valorar el impacto de esta medida según la teoría macroeconómica más convencional, hace falta aclarar, algo que los políticos no hacen, si nos referimos a un recorte de impuestos asociado a un recorte de gasto público, o si se trata de una medida netamente expansiva y que supondría (al menos en un primer momento) un incremento del déficit público.

En el primer caso, manteniendo el presupuesto equilibrado, la medida no tendría ningún efecto por el lado de la demanda agregada: si las economías domésticas tienen más dinero en sus bolsillos pero el Estado maneja menos dinero, el incremento del gasto de los hogares se compensa con lo que deja de gastar el Estado. Es decir, la demanda en su conjunto no se estimularía; más bien al contrario, pues el Estado iba a gastar íntegramente lo que iba a recaudar, mientras que ese dinero que ahora permanece en manos de las economías domésticas sólo se gasta en un porcentaje (la propensión media al consumo).

En el segundo caso, si se produce una reducción de los impuestos sin reducir el gasto público, una política de aumento del déficit público sí sería netamente expansiva (y de carácter keynesiano ortodoxo). La única pega: un aumento de la deuda pública que tendrán que pagar las generaciones posteriores, cuando la economía vaya mejor y haya superávit. En los últimos años, el gobierno español parece que sí ha hecho los deberes y ha aprovechado para amortizar la deuda pública; no sería tampoco ningún drama aumentar ahora moderadamente el déficit para luchar contra la recesión.

No obstante, me temo que la propuesta del recorte de impuestos implica también un recorte del gasto público, por lo que sus efectos revitalizantes en la economía son más indirectos y objeto de un polémico debate. La teoría económica nos dice que este tipo de recortes de impuestos, como hemos explicado, no estimulan la demanda agregada. Se espera que actúen por el lado de la oferta, aumentando los incentivos para que las empresas inviertan más y los trabajadores trabajen más (con menos impuestos podríamos argumentar que el "premio" por invertir y trabajar es mayor, por lo que habrá más inversión y más trabajo). Algunos creen incluso que el aumento de la actividad compensaría la reducción impositiva y la recaudación global sería mayor (los llamados economistas de la oferta, con su famosa curva de Laffer).

Pero esto es la teoría. En la práctica, no está claro analizando los datos históricos si las bajadas de impuestos reactivan la economía. Hay momentos de especial crecimiento económico tanto cuando se bajan los impuestos como cuando no es así. Desde luego, las bajadas de impuestos benefician a los relativamente ricos, y puede ser que ellos sí que tengan ciertos incentivos para asociar bajadas de impuestos y crecimiento económico, la idea-fuerza de la economía de la oferta. Una vez conseguido que el público interiorice esa asociación, la siguiente fase es crear una expectativa de recesión que justifique la puesta en marcha de esa medida, de carácter irreversible incluso en épocas de bonanza económica (¿alguien ha escuchado alguna vez que se proponga subir los impuestos en una época de gran crecimiento económico?; lo que se propone como una (discutible) medida de reactivación económica, luego perdura como un cambio en la estructura de redistribución de la renta.

1 comentario:

  1. Estaría bien que un día hicieras un análisis sobre cómo va la economía española desde tu punto de vista mostrando los diferentes datos en los que puedas basarte y las diferentes áreas en las que vayamos mejor o peor.
    Aunque te quedara un post infinito yo te prometo que me lo leería, jeje.

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