Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Julio Cortázar
(escúchalo recitado por el propio Cortázar aquí)
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
juannn!!! me encanta ese texto...me alegro de que lo hayas subido...
ResponderEliminarme encantó cuando lo escuche en el anuncio...
en fin, ya me he dado una vuelta por tu blog y la verdad, esta muy currao...le faltan comentarios...dalo a conocer XD
un abrazo!!!
Txetxu
Muchas gracias Txetxu.
ResponderEliminarMe alegro que te guste. Aún no he corregido tus trabajos y lo tengo pendiente (ya me vale, vergüenza me da), pero te prometo que lo haré antes de que finalice lo de la OPA de Endesa, Jeje. Un abrazo. Juan.
hey juan. que pasa macho, estaba paseando y esto de tu blog, me parece interesante al igual que útil y algo que puede ayudar a tus alumnos, pero aqui hay un poco de plagio...huele a filo ehh!! de todas maneras no desistas que seguro que tienes mas aforos que el. por cierto muy bonito el texto, te has vuelto un sentimental.Un saludo de tu ex-alumno casi favorito
ResponderEliminarQué bueno!!!!
ResponderEliminarHola Mario,
ResponderEliminarMe alegro de leerte.
Sí, sí, me has pillado. Me he inspirado en Pedro Jiménez...
¡Pero de plagio nada!
Un abrazo a todos.
Juan.
Pocas veces se leen cosas tan ensimismantes como esta... afortunado me siento de haberlo leído tantísimas veces desde hace ya bastante tiempo. Desde aquí mando un mensaje admiración a todos los que sienten como yo, los cuentos, relatos, y novelas de Cortázar. Después de leer - Lo que Sócrates diría a Woody Allen -, te debo un libro Juan. Espero verte con el buen tiempo, aprovechando los parques de Coslada, y sus canastas claro... Por cierto hablando de parques, invito al que lea este comentario a seguir leyendo otro pequeño relato de Cortázar, - Continuidad en los parques - .
ResponderEliminarUn abrazo, "profe"
Hola Carlos,
ResponderEliminara ver si es verdad, que tengo mono de echar una pachanga. Mientras las rodillas aguanten...
k somos gilipollas o k?¿?¿? k nosabemois dar kuerda< a un reloj ahora o k!! k fuerte!
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